Entevistamos a María Teresa Sanz Villegas, responsable del Observatorio Europeo de la Seguridad Vial de la Comisión Europea.
- ¿Qué ha supuesto para usted trabajar en el ámbito de la seguridad vial dentro de la Unión Europea?
Para mi es una gran satisfacción pues las políticas de seguridad vial desarrolladas en la Unión Europea tienen un impacto directo en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos europeos. Esta es una política que ha dado unos resultados muy positivos en el conjunto de los países y que está sirviendo como modelo en el resto del mundo, pues actualmente la Unión Europea es la región del mundo con los mejores resultados en materia de seguridad vial.
- ¿Cree que el problema de la seguridad vial tiene la visualización que se merece?
Ha tenido una buena visualización, pero quizás actualmente el interés por la seguridad vial ha disminuido, en parte por la mejora de resultados. Este tema ya no se percibe como algo prioritario debido a que hay otros problemas sociales y políticos que inquietan más al conjunto de la sociedad.
- Dentro de la Comisión Europea, ¿cuál es el trabajo que se realiza en materia de seguridad vial? ¿Cree que la sociedad española conoce esta labor?
En primer lugar, el trabajo que se realiza desde la Comisión Europea es principalmente legislativo, la Comisión Europea propone las leyes que después son aprobadas por el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros, que está constituido por los representantes de todos los Estados Miembros. Los Estados Miembros posteriormente son los que deben aplicar estas leyes, como ejemplo de estas acciones legislativas que se hacen desde la Comisión Europea, querría citar unos que considero que son las más emblemáticos o que tienen más impacto en los ciudadanos: las Directivas sobre el permiso de conducir, el control técnico de vehículos, el uso del cinturón de seguridad o de las sillitas para niños.
La Comisión Europea también es responsable de la homologación de los vehículos y por tanto de los elementos de seguridad que estos disponen. Un ejemplo específico sería la definición del diseño de la parte delantera de vehículos para que, en el caso de un atropello con un peatón, minimice las lesiones. Estos son algunos de los ejemplos, la legislación en materia de seguridad vial es bastante amplia y está disponible en la página web de manera más extensa.
Finalmente, creo que la sociedad española desconoce el trabajo que se hace desde la Comisión Europea tanto en materia de seguridad vial como en otros ámbitos, por ejemplo, la directiva mencionada anteriormente sobre el permiso de conducir permite que los ciudadanos europeos circulen libremente, porque dichos permisos son reconocidos en todos ellos.
- ¿Debería irse hacia una mayor integración y armonización europea en normas y leyes viales? (mismos tipos de sanciones, mismas velocidades, etc.).
La Comisión Europea no tiene competencia en este ámbito, son los Estados Miembros los que son responsables de fijar las normas que consideren lo más adecuadas en sus países.
La seguridad vial es una responsabilidad compartida en la que el principio de subsidiariedad determina donde deben actual los diferentes intervinientes: Europa, Estados Miembros, autoridades regionales, autoridades locales, industria, etc.
La Unión Europea solo legisla cuando hay un valor añadido respecto al de legislación existente en los Estados miembros, sin embargo, la Comisión Europea hace una gran labor coordinando el intercambio de buenas prácticas entre países y difundiendo conocimiento, estudios y proyectos de investigación en materia de seguridad vial.
- En los últimos años las cifras de siniestralidad vial en la Unión se han estabilizado, ¿qué medidas se están promoviendo para conseguir bajar las cifras?
La Unión Europea tiene un marco de actuación (Plan Estratégico de 10 años: 2010-2020) donde se fijan una serie de objetivos y responsabilidades para los distintos intervinientes. Debido a que la situación no es la misma en los distintos países, corresponde a cada Estado Miembro analizar las causas y actuar con medidas a corto plazo. Pero principalmente es el factor humano y el no respeto de las normas el responsable de la mayoría de los accidentes.
No tenemos todavía un análisis claro que nos permita analizar por qué no se sigue mejorando al mismo ritmo que se estaba haciendo, quizás, porque ya se han alcanzado niveles bastante bajos, es muy difícil imponer nuevas normas que permitan seguir con la tendencia, pero estamos observando cambios importantes en la sociedad como por ejemplo la utilización de dispositivos electrónicos que influyen en la distracción, no solo de los conductores, sino también de los peatones; y cambios sociales, como el mayor uso de la bicicleta o la moto, especialmente en zonas urbanas.
- En la actualidad se está haciendo una fuerte apuesta por el vehículo conectado y autónomo ¿cuál es su visión sobre ellos? ¿cree que afectarán a la reducción de la siniestralidad?
Probablemente será una gran ayuda a la conducción y potencialmente podría evitar situaciones de peligro o minimizar el daño, pero no se debe olvidar que en el tráfico hay también otros usuarios no conectados, y especialmente en zonas urbanas, donde hay una variedad de usuarios como peatones, ciclistas, transporte público, etc., que generan situaciones de conflicto en los que será difícil interactuar. Sin olvidar el periodo en el que tendrán que convivir vehículos conectados y vehículos que no están conectados.
Por otra parte, en un mundo que está cambiando muy rápido, es difícil decir cuál puede ser el futuro. Aunque indudablemente la tecnología podría contribuir a disminuir los accidentes por fallos humanos.
- ¿Cómo ve la posición de España dentro de la Unión Europea en seguridad vial? ¿España puede representar un modelo de éxito replicable en otros países?
Indudablemente la situación ha mejorado mucho en España en los últimos años, entre otras razones porque ha sabido utilizar la experiencia de otros países y aplicarlos previa adaptación a las características del país.
Respecto a si el modelo es exportable, depende del país, un modelo que ha funcionado en un sitio no puede funcionar en otro, antes hay que analizar el nivel económico, el modelo social, la organización administrativa, cuáles son los medios que se quieren poner, la implicación política, etc. Esto es un previo requisito que se debe analizar antes de definir cuáles son las medidas que se van a adaptar, por lo que no hay una respuesta única para saber si el modelo se puede exportar o no. Independientemente de esto, para exportar un modelo es indispensable, primero, una implicación política al más alto nivel; segundo, se tienen que destinar recursos (humanos y financieros); en tercer lugar es necesario coordinar las distintas administraciones intervinientes; y en último lugar, fijar un plan de acción con medidas y objetivos concretos, y que puedan ser evaluables.
Indudablemente la facilidad lingüística y la proximidad cultural, pueden ayudar a adaptar el modelo español a los países de América Latina.
- Finalmente, ¿cuáles son en su opinión los retos más importantes a los que hay que hacer frente en materia de seguridad vial?
El primer reto es crear una cultura de seguridad vial que se pueda mantener en el tiempo, que sea sostenible. En este tema se ha avanzado muchísimo y poco a poco esta cultura va entrando en la sociedad. Por ejemplo, ya nadie duda que ponerse el cinturón de seguridad es bueno, o que no se debe beber cuando se conduce. Estos dos ejemplos están perfectamente asimilados por las nuevas generaciones, pero todavía queda bastante por hacer en las personas de mayor edad. El segundo resto es que se cumplan las normas. Y el tercero que haya un respeto por el otro.
Estos son retos de seguridad vial, pero hay un gran reto de la sociedad, y es que se debe hacer frente a los cambios sociales, como por ejemplo el envejecimiento de la población, los nuevos vehículos que están apareciendo en el marcado, o las nuevas tecnologías, que en unos casos pueden ayudar a mejorar la seguridad vial, y en otros pueden empeorarla, como en el caso de las distracciones.
El gran reto, y ya para terminar, es que entre los grandes problemas que tiene ahora el mundo, como son el cambio climático, los problemas energéticos, o la demografía, entre otros, es mantener la seguridad vial como una prioridad en la agenda política.