PONS Mobility, consultora internacional líder en movilidad, ha presentado esta semana el primer Decálogo para la Gobernanza de las Zonas de Bajas Emisiones para ayudar a la industria de la movilidad y las instituciones públicas a dibujar la hoja de ruta necesaria que les permita abordar en la práctica esta nueva regulación bajo diez criterios técnicos, jurídicos a los 152 ayuntamientos que estarán obligados a implantar zonas de bajas emisiones (ZBE) antes de 2023.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética estableció en 2021 la obligación de crear planes de movilidad para reducir las emisiones de la movilidad. Entre las principales medidas a adoptar figuró la creación de las denominadas Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), que a partir de enero de 2023, todos los municipios españoles de más de 50.000 habitantes; los territorios insulares; y los municipios de más de 20.000 habitantes que superen los valores límite de contaminantes regulados tendrán que tener activas. “El escenario de la movilidad en las ciudades está cambiando, y lo está haciendo a un ritmo muy acelerado impulsado desde la UE que nos trae un nuevo sistema de gobernanza de la movilidad en ciudades desde 2023. Este hito provocará un nuevo escenario similar al que se produjo en las carreteras interurbanas con la introducción del permiso por puntos y la vigilancia a través del sistema de radares. Los Ayuntamientos deben estar preparados, técnicamente y desde un punto de vista normativo e instituciona, para que las ZBE sean realmente aceptadas y eficientes”, señaló el asesor de PONS Mobility, Ramón Ledesma.
El documento, elaborado por el Área de Consultoría dirigido por Claudia Hernández, contiene 10 áreas estratégicas clave para implantar con éxito una ZBE en ciudad:
1) Lograr Consenso político & Diálogo público: solo un mínimo consenso político de la corporación permitirá un desarrollo “proyecto” de la ZBE local.
2) Creación del Comisionado Municipal ZBE: es un proyecto transversal a la entidad local y precisa de un responsable del mismo al un alto nivel municipal.
3) Realizar una Auditoría de situación Normativa y Meioambiental: debe definirse el punto de partida y el origen de las “altas emisiones” para dibujar los objetivos.
4) Definir objetivos cuantificables. No basta con “marcar” una zona ZBE. Es preciso “medir y señalar” que cantidad de emisiones vamos a reducir con indicadores precisos de eficiencia, sostenibilidad y seguridad vial.
5) Creación de la “Oficina Técnica” de Gobernanza. El Comisionado ZBE deberá contar con el apoyo preciso para el orden y relato institucional del proyecto a través de esta Oficina transversal.
6) El “Proyecto ZBE”: la ZBE es algo más que una señal o una restricción. Es un proyecto estratégico de gobernanza local con objetivos y resultados.
7) La importancia de las “medidas”: Restricciones, tasas, sanciones o incentivos fiscales aportarán una baraja últil de soluciones de diferente calado midiendo la intensidad de dicha medida, los resultados obtenidos y contando con la aceptación social.
8) Implantación del Etiquetado Ambiental Ciudad, con criterio técnico y según el Índice de de Calidad Ambiental (ICA). Es clave hacer pedagogía de “Salud Pública” en los ciudadanos, mostrando y divulgar el “etiquetado ambiental” del municipio según el índice de Calidad Ambiental (ICA)
9) La Comunicación pública. La puesta en marcha de la ZBE exige seguridad jurídica y previsibilidad en un calendario cierto de puesta en marcha.
10) Establecer sistemas de Evaluación continua y mejora continua. El proyecto no termina con la adopción de medidas. Es obligado un seguimiento, evaluación y transparencia en los resultados, con propuestas de mejora al menos cada año desde su implantación.